En ocasiones evitan mirar por la calle o en el trabajo otras personas del sexo contrario o temen que se les acerquen por si les pudiera llegar a gustar, lo que sería una prueba de que no quieren a su pareja.
Una duda que les produce un gran malestar y que les impulsa a evaluar continuamente su relación y a compararla con las relaciones de otras parejas. Por ejemplo, piensa que si la relación no es intensa a cada instante estará abocada al fracaso o bien que el resto de relaciones son mejores que las suyas.
Esto que les sucede tiene relación con lo que se conoce como ambivalencia afectiva: amar y odiar a una misma persona, al mismo tiempo.
En ocasiones un principio de enamoramiento es percibido como odio, y un amor no correspondido se torna fácilmente en odio. Pero quizás lo que nos asombra es encontrar esta yuxtaposición crónica de amor y odio, muy intensos ambos y orientados hacia la misma persona, encontrar juntos ambos sentimientos contradictorios, como en una competición.
Lo que sucede es que el amor no ha podido extinguir el odio, sino tan sólo rechazarlo a lo inconsciente, reprimirlo, lo que supone un continuo trabajo para que no se haga consciente. Y su duda se relaciona con la indecisión que le produce, a la persona que padece un TOC, esa ambivalencia afectiva, esa inhibición del amor por el odio.
Por último, señalar que todos los casos son subsidiarios de tratamiento psicoanalítico, el 100% de los casos se cura. La estructura de la neurosis obsesiva es posible de ser transformada con psicoanálisis.